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jueves, 22 de abril de 2010

Asesinato de Robert F. Kennedy


Cuatro horas después de las votaciones en California, Kennedy proclamaba su victoria en las primarias demócratas. Aproximadamente a las 12:15 a.m., se dirigió a sus seguidores en el Salón de los Embajadores del Hotel Ambassador, sito en el distrito Mil-Wilshire de Los Ángeles. El personal de seguridad del senador estaba compuesto únicamente por el agente retirado del FBI William Barry acompañado por dos guardaespaldas no oficiales, ambos ex atletas profesionales. Durante la campaña, Kennedy solía acercarse al público, y las personas intentaban tocarle con frecuencia.
Kennedy tenía planeado caminar a través del salón cuando hubiera acabado su discurso, para dirigirse a otra congregación de seguidores que se hallaban en otro sitio del hotel. Sin embargo, urgidos por la cercanía de los términos electorales, los reporteros exigían una conferencia de prensa. El asistente Fred Dutton decidió entonces obviar la segunda reunión para ir a la conferencia de prensa, debiendo transitar a través de la cocina del hotel y el área de la despensa situada detrás del salón para llegar al área donde aguardaba la prensa. Kennedy finalizó su discurso y comenzó su salida tal cual prevista hasta entonces, cuando William Barry le detuvo y le comunicó "No, ha sido reajustado. Vamos por esta vía". Barry y Dutty comenzaron a despejar el camino para que Kennedy pudiera ir por la izquierda a través de puertas de vaivén hasta la cocina, pero Kennedy, atrapado por la multitud optó por seguir al maître d' Karl Uecker a través de una salida trasera.
Uecker guió a Kennedy a través del área de la cocina, sosteniendo su mano derecha, pero soltándole a menudo pues el senador estrechaba las manos de las personas que encontraba en el camino. Uecker y Kennedy bajaron por un pasadizo que se hacía estrecho por la presencia de una máquina de hielo ubicada en la pared derecha y una mesa de vapor en la izquierda. Kennedy giró a su izquierda y estrechó la mano de Juan Romero mientras Sirhan se bajó de un porta bandejas junto a la máquina de hielo, pasando apresuradamente a Uecker, y comenzó a disparar un arma que posteriormente se identificaría como un revólver calibre 22 Iver-Johnson Cadet.
Una vez que Kennedy cayera al suelo, el encargado de la seguridad Bill Barry golpeó a Sirhan dos veces en el rostro, mientras el maître d' Uecker, Edward Minasian, el escritor George Plimpton, el decatlonista medallista de oro olímpico Rafer Johnson y el jugador de fútbol americano Rosey Grier de conjunto inmovilizaban y desarmaban a Sirhan. Sin embargo éste logró liberarse y tomó nuevamente el revólver, cuyas balas había disparado en su totalidad. Barry se dirigió a Kennedy y colocó su chaqueta bajo la cabeza del candidato; posteriormente rememoraría: "Supe inmediatamente que era un .22, un calibre pequeño, por tanto esperaba que no fuera tan grave, pero entonces me percaté del agujero de bala en la cabeza del senador, y supe". Reporteros y fotógrafos llegaron intempestivamente al lugar, por ambas vías de acceso, contribuyendo al caos. Mientras el cuerpo de Kennedy aún yacía en el suelo Juan Romero le sostuvo la cabeza y colocó un rosario en su mano. Kennedy le interpeló "¿Están todos bien, verdad?" y Romero respondió "Sí, sí, todo va a salir bien". Capturado por el fotógrafo de la revista Life Bill Eppridge y Boris Yaro de Los Angeles Times, este momento se convertiría en la imagen más famosa del suceso.

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